miércoles, 12 de febrero de 2014

Un último paso después de un largo camino

Hace casi un año que no escribo, y no porque no tuviera nada que contar la  verdad (demasiadas cosas directamente proporcionales al poco tiempo).
Soy periodista, bueno, casi que casi. Ilusionada, motivada aunque un poco desubicada aún.
Pero eso no es lo relevante, la verdad, porque ¿a quien le interesa?, a parte de a mi claramente.
 Mi literatura ha cambiado, justo por lo que decidí empezar periodismo ha mutado en el momento de mi final.
Quien escribe lo sabe.
Exactamente no logro encontrar la razón por la cual mi universo esta así como está. Y es que no logro encontrarme a mí, ni siquiera detrás del espejo. Puede ser que sea la cantidad de cambios que he sufrido, o quizá, el freno de mano que le han puesto a mis alas.
Tanto tiempo sin escribir, tantas cosas que contar y mi inspiración decide irse por la puerta de atrás.
Que irónica la vida ¿verdad?. Como todo, se va cuando más la necesitas y encima sin avisar.

lunes, 1 de abril de 2013

Y entonces llegó



"A veces me ves con mirada ausente y me preguntas que en qué estoy pensando. Es sencillo pero temo asustarte. Por eso no suelo contestar o te regateo sonriéndote y cambiando de tema. Pero lo que pasa es sencillo: te amo con premeditación y alevosía, te amo rabiosamente, con vehemencia. Es más sencillo aún: al mirarte se me salen los sentidos por la boca. Pero nunca quiero decírtelo del todo porque el ser humano tiende a buscar otras metas cuando alcanza con facilidad un trofeo.

Yo quiero clavarme a tu futuro igual que un título se clava en un libro, en la portada y para siempre. Me dan a menudo demasiadas ganas de soltarte este tipo de barbaridades pero corro el riesgo de que pienses que no quieres luchar por algo que no tiene complicación, que pienses que sólo merecen la pena los amores que conllevan algún tipo de conquista, y qué quieres que te diga, tú aún no lo sabes, pero a los pocos días de conocerte tus ojos clavaron una bandera en la cima de mi corazón y te aseguro que no va a  haber manera de arrancarla… así que mejor sigo así, callado, haciéndote pensar que no soy del todo tuyo. Seguro que de ese modo no se te van a ir las ganas de luchar. Entiéndeme…yo también lucho, lucho cada día contra mí para no decirte todas estas cosas: que cuando no te veo soy un hombre en un pantano,  que desde que te conozco no recuerdo el nombre del invierno."

martes, 19 de marzo de 2013

Diario de una sumisa

"...intentaba convencerme de que no podía ser tan estupendo. ¿Instinto de supervivencia? Probablemente. Pero también realismo. No estaba preparada para que me rompieran el corazón."

viernes, 15 de marzo de 2013

Y entonces llegó...



Las calles eran las misma, estaban los mismos coches aparcados consecutivamente como si de un acuerdo entre dueños se tratase. El rocío de los cristales hacia que resultase complicado ver su interior por lo que era más rico en posibilidades para imaginar cuantos cuerpos podrían estar dándose amor en esos vehículos.
Las farolas, la señora que cada mañana sacaba a pasear a su perro. Un perro grande, juguetón, desesperado, que tiraba de ella como si fuera al revés, como si él era el que la paseaba a ella.
Yo, mi pelo, mis ojeras mañaneras, mi mala hostia seguían siendo las habituales. Pero había algo que era diferente.
De la rapidez con la que vivía no me había dado cuenta de todo lo anterior, pero hoy, quiero pensar que era lo cotidiano eso que mis ojos captaban.
Esta vez iba despacio, observando, tranquila, calculadora, hasta que me tope con esa sonrisa que me paro la vida, o por lo menos, el rumbo al que me dirigía, pero ¿por qué me resultaba familiar.?
Quizá también me la cruzaba a diario pero no me había percatado de ella. Mis ojos decidieron por si solos recorrer su cara, subir lentamente, hasta que entonces los vi, tenia que haberlo evitado pero no pude, no lo hice, y ahí estaban, esos ojos verdes, grandes, llenos de cosas que contarme.
Me miraba como si hace mucho tiempo hubiéramos firmado un contrato de felicidad mutua. Sus ojos verdes, justo esos ojos fueron los que mi subconsciente seleccionó para hacerme sentir lo que era vivir despacio, para disfrutar cada segundo, para perderme en ellos.
Son las ocho de la mañana, el sol ya ha salido, reluce más de lo habitual, ahora solo quedan horas para que vuelva a amanecer, seguiré el mismo procedimiento para asesorarme que la próxima vez sea tu mano la que se tienda ante la mía, pero ten cuidado, porque justo en ese momento corres el riesgo de que no quiera soltarla más.

jueves, 14 de febrero de 2013

Marwan


8 puntos de sutura...

1- Siempre acaban volviendo tus ojos a provocar nuevos destrozos, a enseñarme todos los trenes que no podré tomar.

2- Siempre acaban volviendo tus ojos para abrocharme a la impaciencia como 2 botones oscuros.

3- Pero vuelven también tus ojos como dos disparos contra la soledad, para cruzarme por dentro y salir de nuevo en estampida,

4- Siempre acaban volviendo tus ojos para despegarme el corazón del cuerpo, para quitarle el nombre a la heridas, para tirarlas al mar.

5- Siempre acaban volviendo tus ojos, para explicarle a todos que mirar es una cosa y que me mires tú es un verbo diferente.

6- Siempre acaban volviendo tus ojos, tirando todo por el suelo: mi entereza, los portales, el color de los domingos.

7- Siempre acaban volviendo y tengo que sacar bandera blanca y rendirme, recoger mi corazón del suelo,

8- Y me da por pensar, que tal vez esta vez, tus ojos, por fin, esconden un tal vez...

Diario de...

Recuerdo el día en que apareció, de repente, sin avisar.
Debería estar acostumbrada a él y la verdad es que a sido tan fugaz su estancia en mi vida que no me ha dado tiempo. 3 años, solo 3.

Días pre marcha: No te vayas, por favor
Día uno: Me pones tonto...
Día dos: Te comería a besos
Día tres: échame de menos, pero no sexualmente.
Día cuatro: Llevo desde las ocho de la mañana mirando todas las caras que se pasean por la facultad con la esperanza de encontrarme con tus ojos, luego, recuerdo que es imposible...
Día ocho: cambié tu cuerpo por uno que al amanecer me regale un hasta luego...
Día catorce: Feliz día de los inocentes... Te quiero.

viernes, 1 de febrero de 2013

Parecete a ti


“Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y, entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… AUTOESTIMA.
Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… AUTENTICIDAD.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… MADUREZ.
Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… RESPETO.
Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… AMOR HACIA UNO MISMO.
Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… SIMPLICIDAD.
Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… HUMILDAD.
Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… PLENITUD.
Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… SABER VIVIR!
No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.”